lunes, 4 de enero de 2010

Día 1: El comienzo


Se dice que los recuerdos que habitan en la memoria mantienen vivos aquellos momentos acaecidos, personas queridas y años de felicidad. En mí no existe un solo recuerdo de mi infancia, tan sólo alguna imagen perdida de ciertos momentos insulsos, de mis cuatro o seis años. Mi memoria guarda momentos a partir de los diez años, por lo que se podría decir que tiene una edad de once años mientras que mi anatomía tiene veintiuno. Puede darse el caso de que a modo de protección, mi mente haya borrado de ella esos recuerdos que puedan dañarme, incluyendo en ese borrado a ciertas personas.
Mi vida comienza en 1999 o puede que unos meses antes. -Mi hermana me viste para ir a ver a mi madre. Mi padre llega y dice que el atuendo que llevo no es el más apropiado. Mi hermana pregunta el porqué y él responde que me ponga de negro.
-Estoy en un hospital, rodeada de familiares que lloran. Yo me dirijo a la cafetería y me tomo una tila (todavía no se porqué me hicieron tomar ese líquido tan asqueroso, no estaba nerviosa). Después me dirijo a casa y duermo hasta la mañana siguiente, cuando me levantan temprano para llevarme a la casa de una señora que he visto dos veces en mi vida. Me quedo allí hasta la noche, cuando viene mi tía a recogerme.
- Me dirijo a Sevilla con mi padre. Pasamos a recoger a una mujer (un horror, para qué engañarnos). Vamos al cine, veo el estreno de Bichos. Cenamos en Mcdonalds y regreso a casa.
-Son las siete de la mañana y me levanto apresurada para ir a la peluquería. Es el día de mi comunión y estoy muy nerviosa (ahora es cuando me haría falta una tila). Llegamos a las iglesia tras horas de preparación, me encuentro con mis compañeros y el ambiente se tranquiliza. Me dan la primera comunión después de casi una hora de misa, y creo que voy a morir. Esa cosa pastosa se acopla en mi garganta y no quiere bajar. Después de varias arcadas a escondidas para no salir casi potando en el video, logro tragarmela y respiro por fin. Pasado el momento de fotos absurdas que después quemarás por lo gorda que sales, nos dirigimos a la celebración, y yo ansío los regalos. El día se termina y llego a casa cargada de cosas que tiraría de buena gana, muñecas de porcelana a las que tengo fobia (si, tendría que haberlo dicho en vez de: ¡que bonita!), y una cámara polaroid, el mejor regalo, aunque después me joderían la vida cuando decidieran dejar de fabricar los carretes.
- Estamos a finales de 1999, estoy en una iglesia. Se celebra el aniversario de muerte (jamás entenderé porqué se celebran los años que hace que la gente se murió). Nos dirigimos al cementerio y colocamos flores. Un día divertido sin duda.

Los recuerdos siguientes se remontan a los trece años, un salto brusco que he de procesar. Mi inspiracion comienza a desvanecerse y mi cerebro no esta dispuesto a recordar mucho más.

A ser felices ^^

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