domingo, 16 de enero de 2011

Día 9: Rutina

Todos los días mi alarma suena a las 10'00 de la mañana. No se cómo, termino levantándome a las 13'30. Media hora más, media hora más, media hora más; se convierten en 3 horas y media más.
Dispuesta a estudiar todo lo que tengo que estudiar, me levanto. ¡Vamos Xika, que hoy terminas con la asignatura!
Me dirijo a mi habitación, me siento frente al calefactor y me enciendo un cigarro mientras miro cual zombie la pared de enfrente como si esperara que apareciera en ella cualquier mancha que pudiera convertir mi habitación en un negocio como el de las caras de Belmez. Cuando me doy cuenta son las 13'45 y ya no es hora de estudiar porque tendría que parar para almorzar-desayunar; así que decido ducharme.
Calefactor en mano, bajo hacia el baño y me ducho. Al salir vuelvo a repetir la misma operación que antes: sentada frente al calefactor, reliada en una toalla y mirando de nuevo al horizonte, esta vez a los azulejos. Me coloco de nuevo el pijama y, calefactor en mano, subo a conectarme un rato; total, ya no voy a estudiar hasta después de comer.
A las 15'00 bajo a almorzar-desayunar. Media hora más tarde (creo que mi vida se podría contar de media hora en media hora. No empiezo a estudiar hasta que no son en punto o y media, no quedo para salir ni a y cuarto ni a y vente, siempre en punto o y media. Lo se, soy un poco cuadriculada) subo de nuevo. Tuenti, Twitter, Facebook, Hotmail...inicio, inicio, privado, inicio, inicio, comentario, inicio, inicio, inicio: ¿Vamos a tomar un café? No debería, lo se, pero juro que sólo ire un rato. A las 16'30 empiezo a estudiar.
18'30: Acabo de volver del café. No tengo culpa de tener una vida social tan activa y de que todos mis amigos quieran consultar sus asuntos personales conmigo. El café me lo tomé en 5 minutos. A las 16'30 estaba discpuesta a volver a casa, pero una tiene sus obligaciones como amiga y ha de culplirlas. No, no es una excusa. He rechazado una invitación para ir a jugar una diana. Mi fuerza de voluntad cada día es mayor. Muy bien. A las 19 empiezo a estudiar.
19'45: Uuuuh, 45 minutos estudiando. Me estoy superando. Uy, ¿desde cuándo esta ese libro ahí? ¿Mirándome? Voy a leer un poco. A en punto estudio.
20'45: Mierda. Me pongo de nuevo a estudiar.
21'15: Esta asignatura me aburre soberanamente.
21'16: Paso, voy a ver qué ceno.
Estupendo, no hay nada "comestible" en mi frigorífico. Se lo comunico a mi padre y discrepa conmigo. "Papa, no hay nada que me guste". "Pues no comas". A veces me sorprende lo elocuente que puede llegar a ser. Me voy a hacer un tazón de cereales.
¿Qué echarán hoy en la tele? A ver, 1, info, 2, info, 3, info, 4, info...25, info. Tantos canales para nada. Que viva la TDT.
22'30: Tuenti, Twitter, Facebook, Hotmail. Inicio, privado, comentario, comentario en foto, invitación a evento. Inicio, inicio, inicio. Creo recordar que antes de internet yo tenía una vida.
00'30: Tengo sueño. ¡¿Cómo puedo tener sueño?! Algún día, un experto en medicina descubrirá mi enfermedad y entonces nadie podrá llamarme marmota, porque seré una enferma y tendrán que tener consideración conmigo ¡JA!
Me voy a la cama, a ver si consigo dormirme pronto aprovechando que tengo algo de sueño.
00'45: Estoy en la cama y mi sueño ha desaparecido. Voy a leer media horita y me duermo.
03'30: Genial. Quién me mandaría a mí ponerme a leer. Se acabó, me voy a dormir de verdad.

¡Se me olvidaba! Voy a poner la alarma. A las 10'00.